Hay que entender la vivienda unida a su jardín. El espacio de la casa cobra significado por interacciones y relaciones con él. Esta vivienda se asocia al jardín y a las vistas al Mediterráneo para albergar la vida, multiplicando los modos de contacto con aquello que lo rodea. Este diálogo entre la naturaleza y la arquitectura es intenso, por lo que es necesario conocer sus particularidades y encuentros.
Es sencillo definir esta arquitectura en su relación con su entorno natural, pero profundizar en esa relación interdependiente, de manera honda, visceral, no lo es tanto.
El proyecto para casa Eucaliptus de Pwani arquitectura se forma desde la propia topografía del lugar: una parcela abancalada hacia el mar, memoria de su pasado agrícola. Y desde allí se construye la casa del hombre que mira otro paisaje, el mar.
Los dos cuerpos de la vivienda se encuentran unidos, sólidos, pero abiertos al jardín en una relación de interdependencia, reforzando la imagen topográfica de la construcción. Grandes aperturas ubicadas para absorber visuales, o recorridos y al tiempo, para optimizar las condiciones de soleamiento y ventilación, marcan un modo de establecer contacto entre ellos.
El nivel inferior es el de lo tangible, utilizando el material del terreno para definir zonas de acceso, de paso y conexión con los bancales de alrededor; el nivel superior observa lo intangible: el eterno azul del cielo y el mar. El juego entre el interior de la vivienda y el jardín luminoso expande el espacio interior produciendo lugares intermedios: terrazas soleadas, o zonas al refugio de la sombra.
El ámbito exterior se completa con otro plano entre el cielo y el hogar, el propio del agua, una piscina-alberca que desborda para diluir la línea del horizonte y acercar un poco más el deseo de mar y fundir el jardín, el horizonte y la casa en un lugar único.
Este juego de tensiones entre arquitectura y jardín se comprende asimismo en el interior de la vivienda, donde se van descubriendo estancias cálidas y orientadas a la luz y la sombra, espacios de contemplación y de hogar. La conexión entre ellas es fluida y discreta, y sucede en un espacio diáfano pero controlado por esta apertura a una presencia exterior que ilumina, la naturaleza.
La materialidad, sobria y mínima no renuncia a buscar la nobleza de los materiales y la elegancia en su conformación trabajando de la tonalidad a la textura, creando espacios de un confort íntimo.
PWANI Arquitectura, con materiales tanto naturales como la piedra, como ar-tificiales como el hormigón, tratados ambos al mismo nivel de cuidado, crea una reinterpretación de lo popular y el paisaje. La transparencia medida de los interiores y la visión del mar sobre el que parece flotar la edificación, definen así, un deseo de forma de vida, donde el sueño es siempre el Mediterráneo